Las
primeras máquinas térmicas construidas, fueron dispositivos muy eficientes.
Solo una pequeña fracción del calor absorbido de la fuente de la alta
temperatura se podía convertir en trabajo útil. Aun al progresar los diseños de
la ingeniería, una fracción apreciable del calor absorbido se sigue descargando
en el escape de una máquina a baja temperatura, sin que pueda convertirse en
energía mecánica. Sigue siendo una esperanza diseñar una máquina que pueda
tomar calor de un depósito abundante, como el océano y convertirlo íntegramente
en un trabajo útil. Entonces no sería necesario contar con una fuente de calor
una temperatura más alta que el medio ambiente quemando combustibles. De la
misma manera, podría esperarse, que se diseñara un refrigerador que simplemente
transporte calor, desde un cuerpo frío a un cuerpo caliente, sin que tenga que
gastarse trabajo exterior. Ninguna de estas aspiraciones ambiciosas violan la
primera ley de la termodinámica. La máquina térmica sólo podría convertir
energía calorífica completamente en energía mecánica, conservándose la energía
total del proceso. En el refrigerador simplemente se transmitiría la energía calorífica
de un cuerpo frío a un cuerpo caliente, sin que se perdiera la energía en el
proceso. Nunca se ha logrado ninguna de estas aspiraciones y hay razones para
que se crea que nunca se alcanzarán.
La
segunda ley de la termodinámica, que es una generalización de la experiencia,
es una exposición cuyos artificios de aplicación no existen. Se tienen muchos
enunciados de la segunda ley, cada uno de los cuales hacen destacar un aspecto
de ella, pero se puede demostrar que son equivalentes entre sí. Clausius la
enuncio como sigue: No es posible para
una máquina cíclica llevar continuamente calor de un cuerpo a otro que esté a
temperatura más alta, sin que al mismo tiempo se produzca otro efecto (de
compensación). Este enunciado desecha la posibilidad de nuestro
ambicioso refrigerador, ya que éste implica que para transmitir calor
continuamente de un objeto frío a un objeto caliente, es necesario proporcionar
trabajo de un agente exterior. Por nuestra experiencia sabemos que cuando dos
cuerpos se encuentran en contacto fluye calor del cuerpo caliente al cuerpo
frío. En este caso, la segunda ley elimina la posibilidad de que la energía
fluya del cuerpo frío al cuerpo caliente y así determina la dirección de la
transmisión del calor. La dirección se puede invertir solamente por medio de
gasto de un trabajo.
Kelvin
(con Planck) enuncio la segunda ley con palabras equivalentes a las siguientes: es completamente imposible realizar una
transformación cuyo único resultado final sea el de cambiar en trabajo el calor
extraído de una fuente que se encuentre a la misma temperatura. Este
enunciado elimina nuestras ambiciones de la máquina térmica, ya que implica que
no podemos producir trabajo mecánico sacando calor de un solo depósito, sin
devolver ninguna cantidad de calor a un depósito que esté a una temperatura más
baja.
Para
demostrar que los dos enunciados son equivalentes, necesitamos demostrar que si
cualquiera de los enunciados es falso, el otro también debe serlo. Supóngase
que es falso el enunciado de Clausius, de tal manera que se pudieran tener un
refrigerador que opere sin que se consuma el trabajo. Podemos usar una máquina
ordinaria para extraer calor de un cuerpo caliente, con el objeto de hacer
trabajo y devolver parte del calor a un cuerpo frío.
Pero
conectando nuestro refrigerador “perfecto” al sistema, este calor se regresaría
al cuerpo caliente, sin gasto de trabajo, quedando así utilizable de nuevo para
su uso en una máquina térmica. De aquí que la combinación de una maquina
ordinaria y el refrigerador “perfecto” formará una máquina térmica que infringe
el enunciado de Kelvin-Planck. O podemos invertir el argumento. Si el enunciado
Kelvin-Planck fuera incorrecto, podríamos tener una máquina térmica que sencillamente
tome calor de una fuente y lo convierta por completo en trabajo. Conectando
esta máquina térmica “perfecta” a un refrigerador ordinario, podemos extraer
calor de un cuerpo ordinario, podemos extraer calor de un cuerpo caliente,
convertirlo completamente en trabajo, usar este trabajo para mover un
refrigerador ordinario, extraer calor de un cuerpo frío, y entregarlo con el
trabajo convertido en calor por el refrigerador, al cuerpo caliente. El
resultado neto es una transmisión de calor desde un cuerpo frío, a un cuerpo
caliente, sin gastar trabajo, lo infringe el enunciado de Clausius.
La
segunda ley nos dice que muchos procesos son irreversibles. Por ejemplo, el
enunciado de Clausius específicamente elimina una inversión simple del proceso
de transmisión de calor de un cuerpo caliente, a un cuerpo frío. Algunos
procesos, no sólo no pueden regresarse por sí mismos, sino que tampoco ninguna
combinación de procesos pueden anular el efecto de un proceso irreversible, sin
provocar otro cambio correspondiente en otra parte.
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